En
algunas organizaciones el código de ética se le considera implícito en
la lista de valores, misión y demás fundamentos que denotan su origen.
Sin embargo, no es sorpresa, que en diversas ocasiones se desconoce,
ignora o sencillamente no es infundido con la importancia que merece. El código de ética elaborado por el PMI (Project Management Institute), es un ejemplo de lo sencillo y no por ello menos importante, que puede resultar regirse con valores en la vida cotidiana.
La
voraz competencia en el mercado, las presiones económicas y los
múltiples factores de los cuales depende el éxito, así como la
permanencia de las organizaciones conlleva a fácilmente comprometer en
los proyectos costo, tiempo y calidad, unitariamente o en conjunto, además de favorecer en las licitaciones a un tercero, con el objetivo de obtener un beneficio en alguna otra negociación.
Un
área de oportunidad resulta al ofertar servicios y no se cuentan con
profesionales que cubran al 100% con lo prometido o en su defecto, solo
un porcentaje pequeño del equipo cubre con las expectativas. En contadas ocasiones se entera al cliente de la estrategia para incrementar el capital humano calificado.
Por
último, en continuidad con el ejemplo, el caso donde un profesional por
conservar su empleo falta a la ética, al realizar una omisión y no
reportar la anomalía sin importar de que índole sea o sus consecuencias,
así como no declarar la incompetencia ante una responsabilidad
asignada. Esto será solucionado de forma incremental, cuando cada profesional promueva con el ejemplo los valores, siendo ecuánime no importando la situación que se presente.
Resulta
un tanto común que en la graduación de la carrera de medicina, se lleva
a cabo una importante ceremonia donde se realiza el Juramento de Hipócrates, en la mayoría de las profesiones no se realiza tanto énfasis y solo se entrega impreso el código de ética profesional, que para todo individuo que se considere profesional, la ética es toral.
Reportar,
avisar o denunciar la falta, aceptar la responsabilidad de nuestras
decisiones, nuestras omisiones y sus consecuencias. Cada vez que
establecemos un acuerdo por insignificante que parezca, estamos
comprometiendo nuestra palabra, credibilidad, imagen, respeto, lealtad y
honor.
Es
cierto que las organizaciones se rigen bajo su misión, visión y
valores. Sin embargo, ¿Cuántos de nosotros investigamos estos aspectos
antes de enrolarnos en una organización? Esto con la finalidad de saber
si somos afines a la organización. Además, un buen número de
organizaciones desconocen el PMI o no comulgan con él. El profesional
debe tener muy claros sus valores y ética, no importando si estos
cumplen cabalmente los indicados por el PMI.
Cualquier
país / organización / instituto o similar donde sus integrantes
promuevan sus valores ante cualquier eventualidad, se distinguirá del
resto. Es difícil por la naturaleza del ser humano, pero supuesto bien
vale la pena.
¿Alguno de nosotros renunciaría a su empleo por defender la ética?
Saludos Cordiales.
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